El refranero español es una tradición oral que ha evolucionado a lo largo de los siglos.

Se remonta al Medievo, cuando los refranes eran utilizados como forma de transmitir sabiduría popular y valores culturales. Con el tiempo, los refranes se convirtieron en un elemento importante de la literatura popular y se incorporaron en obras teatrales, poesías y canciones.

Hoy en día, los refranes españoles siguen siendo una parte integral de la cultura y la identidad del pueblo español y se utilizan comúnmente en la conversación cotidiana.

Pero… ¿tiene la cocina refranero?.

Al pan, pan, y al vino, vino.

Lentejas, si quieres las comes y si no, las dejas.
La naranja: por la mañana oro, por la tarde, plata y por la noche, mata.
De la mar el mero y de la tierra el cordero.
A dios alabanzas y al hombre llenar la panza.
A comer, bailar y gozar que el mundo se va a acabar.
Ni mesa sin pan, ni ejército sin capitán.
Tripa vacía, corazón sin alegría.
Con buen queso y mejor vino, más corto se hace el camino.
La ensalada bien preparada, poco vinagre y bien aceitada.
Con verde, pimiento y pepino… tendrás tipo fino.

Buena es la carne, buena es la cecina, mejor es la cocina.

Boca que bosteza, estómago que hambrea.

El buen alimento cría entendimiento.
Un par de huevos a la semana, hacen vida sana.
Come y bebe que la vida es breve.
A buen hambre, no hay pan duro.
El arroz con tomate y las patatas cocidas… alargan la vida.
Pan, uvas y queso, saben a beso.
Con la barriga vacía, ninguno muestra alegría.
Desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo.
Una manzana al día mantiene al médico en la lejanía.
Quien come con cordura, por su salud procura.
El poco comer y el poco parlar, nunca hizo mal.
Caldo de gallina es reconocida medicina.
Ni al estómago eches grasa, ni tengas a la suegra* en casa.

*también aplicable a cuñados.

Pan, vino y carne… crían buena sangre.
Un par de huevos a la semana, hacen vida sana.
El aceite de oliva es armero, relojero y curandero.
Comer sin apetito hace daño y es delito.
De hambre a nadie vi morir, de mucho comer cien mil.
De golosos y tragones están llenos los panteones.
En lo amargo está lo bueno, y en lo dulce el veneno.
Bebe poco y come asaz, duerme en alto y vivirás.
Barriga llena, corazón contento. Barriga vacía no tiene alegría.
Nabos y coles, manjar barato y de los mejores.
La ensalada bien preparada, poco vinagre y bien aceitada.
A comer, y a misa, una vez se avisa.
Comida de aldeanos, sin manteles, pero mucho y sano.

La cocina es alquimia del amor.

Estómago hambriento no tiene oidos.

Comida sin postre, es como traje sin corbata.

Estómago vacío, mal consejero.

Que la comida sea tu alimento y que tu alimento sea tu medicina.

El silencio es el sonido de una buena comida.

Más valen frutos que flores, que los unos dan sabores, y las otras no más que olores.
Fruta de huerta ajena, es sobre todo buena.
El que bien come y bien digiere, sólo de viejo se muere.
Rocío de agosto, miel y mosto.
De los olores el pan, de los sabores la sal.
Árbol que no podó febrero, da fruto verdadero.
Más alimenta el pan casero, que el que vende el panadero.
Aceitunas, pan y queso, tiene la corte en peso.
En la mesa y en el juego, se conoce al caballero.
Los frutos más hermosos, los da el árbol más viejo.
Quien come y guarda en la alacena, tiene cena.
El hambre y la guerra, para verlos a cien leguas.
Judías manchegas, muchas gordas y buenas.
Por San Pedro, saca el ajo y planta el puerro.
Comamos manzanas todo el año, y la enfermedad sufrirá un desengaño.
Cuando el pájaro la pica, es cuando la fruta está rica.
El queso es gustoso, pero si es mucho, dañoso.